Ahmad Mussain y El Emperador

Había una vez un emperador que tenía como principal asesor a un sabio, Ahmad Mussain. Este sabio gozaba de la reputación de ser capaz de leer el pensamiento a las personas. El emperador había tratado sin éxito por mucho tiempo que el sabio le haga una demostración de sus dotes. El sabio se había negado sistemáticamente a hacerlo, por lo que el emperador decidió tenderle una pequeña trampa para que sin darse cuenta, el sabio mostrara en su presencia sus extraordinarias dotes de clarividencia. Un día que caminaban juntos recorriendo los bosques ubicados dentro del territorio del emperador, este fue el diálogo:

Emperador: Ahmad - le dijo.

Sabio: Si señor?

Emperador: Quién piensas que es el hombre que está cerca nuestro?.

Sabio: Es un carpintero mi señor.

Emperador: Como se llama?.

Sabio: Ahmad señor, igual que yo.

Emperador: Me pregunto si habrá comido algo recientemente.

Sabio: Si señor, algo dulce.

Llamaron al hombre quién confirmo cada una de las afirmaciones del sabio.

Emperador: Tu Ahmad, has evitado hacer una demostración de tus dones en mi presencia. Te has dado cuenta que te he forzado sin que lo advirtieras, a demostrar tu capacidad, y que la gente te haría un santo si yo contara lo sucedido? Como es posible que sigas ocultando tal condición, haciéndote pasar por un hombre simple?

Sabio: Admito que puedo leer los pensamientos mi señor, pero la gente no sabe cuando lo hago. Mi dignidad no me permite ejercitar ese don para propósitos frívolos. Y por consiguiente prefiero que mi secreto siga ignorado.

Emperador: Pero al menos admites que recién has demostrado en mi presencia tus dones?.

Sabio: No, absolutamente no.

Emperador: Y entonces como has podido contestar todas mis preguntas correctamente?.

Sabio: Muy simple mi señor. Cuando tú me llamaste por mi nombre, noté que el señor se dio vuelta como respondiendo al llamado, dejando claro que se llamaba Ahmad. Me di cuenta que era carpintero por sus herramientas, y porque solo mira en el bosque los árboles aprovechables para tal profesión. Y por último, observe que espantaba abejas que trataban de posarse en sus labios, por lo que deduje que había comido algo dulce. Lo ve señor, Lógica Pura, ningún don oculto!!

Cuento extraído del libro "Cuentos de Oriente para niños de Occidente", de A.H.D.Halka.

Conclusiones Personales

• Cuantas veces he perdido tiempo y energías buscando dones mágicos en otros o incluso en mí mismo, sin darme cuenta de observar y potenciar las habilidades existentes, aunque simples.
• Por que los seres humanos creemos saber lo que el otro quiere o debe hacer? El emperador deseaba que el sabio fuera un "santo" sin importarle lo que realmente éste quería.
• A veces no es necesario "ver para creer", sino "creer para ver". Pero en fin, esa permutación de palabras, para nuestra bendita sociedad, a veces aterra.

Espero ahora tus sensaciones...

TODOS LOS DIAS SOY MAS FELIZ!!

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