Hace unos días estábamos conversando con mi esposa acerca de varios temas, y no se muy bien como llegamos a una anécdota que nos hizo reír un rato largo: “Los Indios Rubios”.
A partir de ella, coincidimos que sería buen tema para un artículo desde varios puntos de vista, dado que muestra con un ejemplo bien claro como nos movemos desde lo que conocemos, como nuestro mundo, sensaciones, alegrías y tristezas, triunfos o derrotas, son dependientes de nuestro contexto mas cercano.
Plantea además una pregunta, la cual no pretendo responder porque cada uno tendrá su respuesta, y todas son válidas
Así que aquí comienza. Me acompañas?
La Anécdota
Erase una vez Gustavito niño, en su clase de 3ro básico, cuando la maestra - un tanto alterada siempre ella, amiga de los “coscorrones” cuando algún muchachito era medio lento, a la vieja usanza – presentó a una chica de no muchos mas de 20 años, haciendo las prácticas de magisterio. El tema de su clase: Los Indios en Argentina.
De más está decir que cuando uno tiene 8 años no tiene demasiado en claro que es un indio, mucho menos cuando te comienzan a explicar que en realidad “no son indios”, sino que se llaman así porque un tal Cristóbal Colón los bautizó, porque se confundió nomás.
En fin, mas allá de la confusión, lo bueno llego cuando esta empeñosa practicante repartió entre los treinta y tantos alumnos diferentes dibujos con imágenes caricaturizadas de indios para colorear.
Esto significó la alegría generalizada, y transitivamente el enojo de la “seño” titular que no le gustó mucho cuando festejamos a viva voz. Encima estábamos felices y portándonos fenómeno con esta chica, lo que provocó supongo, un poco de envidia en ella. O bien esa fue mi impresión después de lo que ocurrió al día siguiente.
Como se hizo tarde, y no terminamos con la tarea de pintar, la llevamos para completar en casa. Al otro día la corregiría la “titular”.
Llegamos al día siguiente felices con nuestra tarea. Tanta fue mi suerte, que por estar haciéndome el “chispita” charlando, me tocó pasar primero al escritorio de la “profe”, para la esperada corrección. Orgulloso con mi tarea cumplida, salí caminando seguro hacia allí. A medida que me acercaba notaba una cara algo extraña en la maestra. (Quizá solo son impresiones mías después de ese momento, no lo se. Eso es lo que recuerdo y siento de aquel momento).
Cuento corto, llegue, abrí orgulloso el cuaderno en la hoja del dibujo perfectamente coloreado, y me dispuse a escuchar las felicitaciones por el trabajo bien hecho.
Cual fue mi sorpresa, y mas que sorpresa, la desilusión, cuando esta mujer, con un grito detrás del otro me mando al banco con un aplazo porque…TODOS LOS INDIOS ERAN RUBIOS!!! Cosas como: Pero como se te ocurreeeee BOBOOOO!!!! (coscorrón mediante claro está). DONDE VISTE INDIOS RUBIOS???? Fue lo mas liviano que me dijo.
Obviamente contuve las lágrimas por vergüenza, ante toda una clase que me miraba. Me limité a llegar al banco en silencio y a levantar los hombros (en señal de: y que me importa??) cada vez que coincidía con la mirada de alguno de mis compañeros.
Como explicarle a esta educadora (educadora??) que si yo tenía menos de 8 años, mi mama era rubia, mi hermano rubio, yo rubio, y mi viejo si bien no rubio de tez bien blanca, era la imagen de familia que yo tenía!!! Y eso era lo que había en el dibujo, una familia…pero de indios. Encima, no tenía puta idea de como eran las personas en otras latitudes, menos en otras épocas. En lugar de explicarme me mandó a sentar humillándome ante mis compañeros.
Bueno, gracias a Dios sobreviví a esa educación, y tan mal no me fue, seamos sinceros.
Reflexiones
Inmediatamente que terminamos de reírnos con mi esposa, entendimos, claramente ejemplificado, que nos movemos de acuerdo a nuestro contexto cercano. Quiero decir, nuestro contexto nos genera “nuestra verdad”. No está ni bien ni mal, solo que es acotada.
Luego, cuanto mas crecemos, abrimos la cabeza, expandimos nuestros horizontes, mas amplia es nuestra vida, en todo sentido. Pero ojo, también, mas grande es nuestro deseo, y si no lo trabajamos bien, mas grande puede ser nuestra insatisfacción.
Es decir, si toda la vida viviste en un campo, sin TV, no conocés ciertas cosas, por lo tanto nunca las vas a desear. Por consiguiente, ese no va a ser un motivo de insatisfacción en tu vida. Pero cuando lo viste por primera vez, si te gustó, allí comenzará tu camino del deseo.
Como hacer entonces para que ese crecimiento, esa expansión de horizontes, no te juegue en contra?. No tengo la GRAN RESPUESTA, pero me parece que la respuesta tiene que ver con el disfrutar de lo que uno tiene en este momento, y mucho. Es como que te acostumbra a disfrutar. Es como hacer “gimnasia del disfrute”, me explico? En lugar de estar con el bajón por lo que no tenés, ponéte contento por lo que si tenés.
Ahora, eso si, NUNCA DEJES DE SOÑAR, sino te estancas. Soñar no es sinónimo de frustración, o al menos, no tiene por que serlo, solo depende de vos.
La Pregunta Final
Por último, dejar una pregunta, no para que me respondan, o si, si quieren, a través de los comentarios, pero básicamente para que se pregunten Uds mismos: Vale la pena entonces crecer, conocer, ampliar los horizontes? No sería mas fácil y seguro mantenerme en un lugarcito chico para no generarme deseos que luego puedo no cumplirlos jamás?
Yo tengo mi respuesta, y vos?
TODOS LOS DIAS SOY MAS FELIZ!!